
Hoy ha comenzado el juicio contra Baltasar Garzón, uno de los tres a los que tendrá que hacer frente. En concreto este primero recordemos que es el de las escuchas del caso Gürtel, en el cuál se le juzga por prevaricación.
Estoy de acuerdo de las palabras de Iñaki Gabilondo: "lo han logrado todos los que hace algún tiempo se la tenían guardada. Cuando comenzó Garzón con el caso Gurtel se comenzaron a movilizar todos en esa familia de la justicia y lo que hoy tenemos es una vendeta. Sentarlo en el banquillo ha sido ya condenarle. Lo que buscan es apartarlo de la justicia. Podemos ver todo esto como un ajuste de cuenta de un gremio que nunca lo aceptó."
Para ponernos en situación os dejo unas palabras de:
Carlos Jiménez Villarejo
Exfiscal Anticorrupción
La celebración de los dos juicios orales por la Sala Segunda del Tribunal Supremo (TS) contra el juez Garzón es un signo más de la crisis del Estado de derecho en España. El primer juicio que va a celebrarse, el de las escuchas telefónicas de los principales imputados del caso Gürtel con sus abogados, supone, por sí solo, una ofensa a la conciencia democrática. Los principales responsables de la trama, que permanecen en prisión preventiva desde hace tres años, son los acusadores del juez que los investigó. La sola admisión de la querella ya constituyó la forma más grave producida hasta ahora en España de alianza objetiva de los tribunales y la corrupción, porque transmitió un mensaje evidente de amparo de sus conductas y de posible impunidad. Y significa que los presuntamente corruptos han conseguido ya una victoria: someter a un proceso penal por prevaricación al juez que se ha atrevido a investigarlos.
Respecto al juicio oral por la investigación de los crímenes del franquismo conviene recordar ciertos antecedentes para situar el contexto en que se produce. El juez, ante las denuncias de los familiares de los desaparecidos en 2006, acordó una investigación penal –el sumario 53/2008– por “delitos de detención ilegal sin dar razón del paradero de las víctimas en el contexto de crímenes contra la humanidad”, con una rigurosa fundamentación jurídica nacional e internacional. Por esta y otras resoluciones, el TS está a punto de juzgarlo por un inexistente delito de prevaricación. Ya veremos cómo concluyen estos dos juicios, pero la sociedad española e internacional tiene una clara percepción: el TS, como cúspide del Poder Judicial, no inspira excesiva confianza a nuestra sociedad democrática. En cambio, la dignidad profesional del juez Garzón no sólo permanece intacta, sino que se ha acrecentado.Desde aquí mi apoyo al juez Baltasar Garzón!!
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